Santa Fe y Tolima, la final adelantada

Hasta antes del inicio de los cuadrangulares, era poco probable que Cristian Nazarit se convirtiera en héroe, salvador y gran figura de Santa Fe: llevaba sólo dos goles en el torneo y eso no daba garantías para pensar que el goleador estaba dormido y que despertaría cuando más se necesitaba.

Él atribuye su buen momento al trabajo, la dedicación, e incluso, a su devoción por los santos, a quienes se encomienda antes de cada juego, tal como lo hará este domingo, antes de enfrentar a Tolima desde las 5:30 p.m., en el partido que les dará el cupo a la final, con un empate.

Luego de cada entrenamiento, el atacante del momento en Santa Fe cumple con un ritual que parece una orden divina: pasa cerca de 40 minutos pateando tiros libres, perfeccionando su remate. Después, se dirige al vestuario, eludiendo a los periodistas que lo abordan, se despoja de su camiseta número 9 y, tras un baño, aparece luciendo ropa ancha y muchos collares de colores que cuelgan en su cuello: "Son representaciones simbólicas de los santos que me acompañan: a ellos me encomiendo antes de jugar, ¡me dan fuerza!", confiesa.

Esa devoción no es moda: Nazarit adoptó la santería como su religión y a ella le reconoce su potencial goleador. "Uno hace lo que los santos mandan, aunque también influye mi dedicación", explica emocionado, como si le cautivara hablar del tema, lo que contrasta con sus habituales declaraciones, en las que es tímido y prevenido.

Cristian Nazarit pasó de ser un delantero relegado en Santa Fe, a ser la esperanza de gol: lleva siete tantos, cinco en las semifinales, y ha marcado goles de lujo, como el último frente a Equidad, que está en su retina: "Omar Pérez hizo un pase preciso, yo me moví bien, el balón me llegó, la bajé y saqué un fuerte remate: ¡fue un buen gol!", relata orgulloso el jugador, quien llevaba tiempo esperando su momento de gloria. "Siempre pensé que las cosas iban a salir y ahora llegan los goles. Espero que el título sea nuestro regalo de Navidad y de la hinchada", dijo mientras acariciaba sus collares, como elevando una plegaria.

Sea por obra de los santos, o por simple fortuna, Nazarit tiene el don del gol y quiere conquistar su mayor creencia: el título con Santa Fe.

Medina mira la estrella

Wílder Medina, el goleador antioqueño de 29 años que viste la casaca número 19 del Deportes Tolima, sabe que vive su cuarto de hora en el fútbol y que su sueño de prolongarlo con la clasificación a la final de la Liga Postobón II está a 90 minutos de juego. "Esta instancia es definitiva, estamos tranquilos y conscientes de que venimos haciendo bien las cosas y que lo único que nos sirve en Bogotá es ganar para ser finalistas", señala el artillero de moda en Ibagué, Tolima y Colombia.

Para Medina, este partido es un reto, uno de los más grandes de su carrera, porque en diez años de fútbol profesional al fin ha podido demostrar sus condiciones deportivas, marcadas con la exquisitez de un juego que él hace ver simple y fácil con sus goles y su habilidad, pero en el que el destino le ha puesto trampas peligrosas para su vida. "Estamos motivados para enfrentar a un equipo como Santa Fe, que también viene haciendo las cosas bien y que de local ha sido fuerte. Sin embargo, nosotros hemos sido el mejor equipo del año y vamos a ratificarlo".

Para Medina, una de las claves para el éxito del Tolima es enfrentar a Santa Fe con orden y rapidez, y tratar de meter la pelota en el fondo de la red cuando se presente la oportunidad. "La defensa de ellos es muy lenta", agrega el paisa.

El ariete, de Puerto Nare (Antioquia), recuerda el día del 2005 en que era uno de los 86 jugadores que estaban a prueba en el Atlético Huila que dirigía Bernardo Redín y que le marcó el camino en la primera A. "Ese día, al saber que estaba en la nómina, lloré como un niño y levanté los brazos al cielo para agradecerle a Dios. Este domingo, espero hacer lo mismo, si ganamos", concluye.